Algo, en la arquitectura de las iglesias, nos deja desconcentrados: las
fachadas. La fachada de una iglesia mostra la misma disposición de las
puertas, las mismas proporciones en termines de superficie de las mismas.
¿Tres puertas? ¿A qué sirven tres puertas? ¿Qué representan? ¿Qué
quieren decir nos las iglesias, sus fachada? Una respuesta, entre las
muchas, es la que me propongo de aclarar en este articulo. Nada de
trascendental, cierto, pero lo vas juzgar después. En principio la fachada de
una iglesia es, por la mayoría de los fíeles, la entrada a la iglesia sí misma.
Entonces tenemos que convenir que, si las iglesias representan “el templo
de Dios”, para entrar en el templo se puede seleccionar entre tres entradas:
uno a derecha, uno central y uno a la izquierda de la fachada. ¿Todo aquí?
Sí, todo aquí. El problema es que, en este campo, es decir la esfera del
misticismo, las cosas prevén un “aquí” que no es simplemente localizable,
no es un lugar, es un “modo”, el modo sugerido para determinar el acceso
mental, la predisposición necesaria, al contrario indispensable, para entrar
en el “verdadero” templo de Dios: el hombre. Entonces las tres puertas son
tres accesos a la iglesia, pero para extensión, también al templo humano.
Si tomamos un cualquier de los libros de yoga, descubrimos que la
representación de las energías en el hombre se manifiesta a trasverso las
ruedas de los chackras. El todo sostenido de una especie de sistema
compuesto para los tres canales: Ida, Pingala y Sushumma. Como las
iglesias. Sushumma es el canal central, Ida y Pingala son las puertas
laterales. Inútil vos explicar cosas que ya vos conociste, tienes
simplemente que constatarle y, si posible, buscar el sistema para hacerlo
de manera que esto sistema de canales que interactúa con esto universo,
pueda dar “la correcta interacción”. ¿Qué significa? Significa que este
articulo propone de investigar no solo el lado teórico, pero de aprovecharde esta especulación teórica para llegar a un modo practico que permita al
hombre de “entrar” dentro sí mismo y a interactuar a trasverso su interno
con el universo externo. Entrar en el templo de sí mismos con el universo
externo. Entrar en el templo del hombre significa replicar esto equilibrio
arquitectónico. Con un truco ocular se induce el cerebro a construir una
primera puerta. El ejercicio es esto: ponéis un dedo atrás de los ojos a una
distancia de casi 40 cm y míratelo. Empezáis a empujar vuestra mirada en
dirección del horizonte o, si estáis en una habitación, simplemente
empujáis la mirada hasta el fundo. Tendría cura de no hacer esta operación
en un único golpe. Cuando la mirada llega hasta el muro, el dedo se
doblará. Devendrá “dos” dedos. Habéis formado la primera puerta,
constituida de la distancia entre los dos dedos. Si miráis a través de los
“dos” dedos, estáis mirando dentro vuestro templo. Podéis entrar de
acuella puerta. Pero, para entrar en un templo, se elije de entrar de la
puerta central. Para entrar en esa puerta central, tenéis que aumentar la
dificultad de la operación hecha antes. Ponéis, entonces, los dos índex en
frente de los ojos, a la distancia de la cara de casi 40 cm. Sobreponéis los
dos índex uno sobre el otro en modo que los dos palmos sean así
distanciados de un pólice. Lleváis la mirada hasta el horizonte (el muro) y
tendrás las tres puertas. ¿Hecho? Obtenidas las tres puertas, eres listos
para “manifestar” las tres puertas. Pero, describir como se hace, es difícil
con esto artículo, que solo quiere ser una introducción a la próxima
conferencia… pero mirarve mientras que tenéis un estado “theta”, es
importante. Tenéis que ejercitarve con las dos puertas, más la central.
Mantenéis establemente la imagine de las “puertas”. Os ensenará como
entrar, pero antes debéis llevarve el capelo…

